Si hay algo que da miedo en los negocios, más que Hacienda llamando a tu puerta, es no saber si estás ganando o perdiendo dinero. Porque una cosa es ver que vendes y otra muy distinta es saber si al final del mes te queda algo después de pagar a todo el mundo (y a su primo).
Eso es justo lo que hace la cuenta de resultados. Es como la radiografía financiera de tu empresa. Te dice si estás forrándote o si tienes que ir pensando en vender todo y montar un chiringuito en la playa.
Hoy te voy a explicar qué es, cómo calcularla, cómo interpretarla sin volverte loco y, lo más importante, cómo usarla para ganar más pasta.
Piensa en ella como el informe que le darías a un amigo si te pregunta qué tal te va el negocio.
Ahí es donde está todo: lo que vendes, lo que gastas y, sobre todo, si te quedas con algo o las facturas te ahogan. Su estructura es la siguiente:
Si este último número es rojo, mal asunto. Si es negro, bien. Si es negro y grande, mejor aún.
Aunque es importante formarte en contabilidad y finanzas, no necesitas ningún máster para hacer tu cuenta de resultados correctamente. Sigue estos pasos y lo tendrás claro en un momento:
Si ves que te queda poco o nada, entonces hay que tomar medidas.
La mayoría de empresarios mirarían la cuenta de resultados y la cerrarían corriendo para no deprimirse. Tú no. Tú la usas como un mapa para saber qué recortar, qué mejorar y qué potenciar, por eso mira estos consejos y ya verás cómo todo mejora:
Si gastas más de lo que ingresas, algo falla – O subes precios, o reduces costes. No hay más.
Mira qué gastos puedes reducir sin afectar la calidad – A lo mejor tienes tres suscripciones que no usas y te ahorras una pasta.
Si tienes beneficios, reinvierte – No te lo fundas todo en champán. Mete dinero en marketing, formación o equipo.
No saber cómo va tu negocio es como conducir con los ojos cerrados. La cuenta de resultados te dice la verdad. A veces duele, sí, pero mejor enterarte ahora y hacer algo que esperar a que todo explote.
Así que ya sabes: míralo, úsalo y toma decisiones como un auténtico tiburón de los negocios. Si te ha servido, compártelo con ese amigo que se está arruinando y no se entera.