No todo necesita un documento de tres páginas, mil datos y una firma digital. A veces, con menos es más.
La factura simplificada existe precisamente para eso: cuando el importe es pequeño y la operación sencilla.
Menos campos, menos líos… y Hacienda igual de contenta.
Si tienes un bar, una tienda o prestas servicios de poco importe, este formato te puede ahorrar más tiempo del que imaginas. Vamos al grano.
Es una versión reducida de la factura tradicional. Legal, válida y completamente reconocida por la Agencia Tributaria.
Tiene menos datos, pero cumple su función: dejar constancia de una operación y permitir que el cliente justifique el gasto o deduzca el IVA si lo necesita.
La factura simplificada sustituye a lo que antes llamábamos “ticket”. Solo que ahora está adaptada a la normativa actual.
En resumen: mismo valor fiscal, menos complicaciones.
No todo vale. Hacienda es clara con los límites:
Esto significa que si vendes cafés, cortas el pelo o haces trayectos cortos, no necesitas una factura completa cada vez. Con la simplificada basta.
Pequeñas operaciones, menos burocracia.
Aunque el formato sea más corto, no se trata de un papel cualquiera. Debe contener:
Y si el cliente te lo pide, también su NIF y dirección. Eso le permitirá deducirse el IVA o justificar el gasto en su contabilidad.
Poco texto, pero todo lo esencial.
Imagina una cafetería. Un cliente se toma un desayuno por 3,50 €.
En lugar de hacer una factura completa, el negocio emite una factura simplificada: número, fecha, NIF, “desayuno”, IVA y total.
Listo.
Ni hojas extras, ni campos vacíos, ni formularios que te hacen perder la mañana.
Y lo mejor: completamente legal.
Desaparecieron. Olvídate del concepto “ticket”.
Hoy todo —absolutamente todo— debe registrarse como factura completa o simplificada.
El ticket ya no sirve, y emitirlo podría causarte problemas si Hacienda toca a la puerta.
Así que si sigues entregando tickets, toca actualizarte.
Porque el tiempo también se factura.
Y cada minuto que pasas rellenando datos innecesarios es dinero que pierdes.
La factura simplificada te permite trabajar rápido, cumplir con la normativa y mantenerlo todo bajo control sin ahogarte entre papeles.
Además, si usas un programa como Facturavia, el proceso se vuelve automático: creas, guardas y envías facturas simplificadas en segundos. Sin errores, sin cálculos, sin estrés.
Te ocupas de tu negocio. Facturavia se ocupa del resto.